viernes, 21 de marzo de 2014

PROYECTO ALIMENTACCIÓN Y GÉNERO (II)

Hablábamos en la anterior entrada de cómo en el ámbito rural había determinados  factores que contribuían  a la persistencia de  desigualdades  de género. A nivel cultural, las mujeres rurales todavía viven las consecuencias de la invisibilización histórica de su trabajo, que no reconoce sus saberes, sus tareas y sus opiniones. Poner en valor los saberes y conocimientos acerca de la agricultura y la alimentación que las mujeres han trasmitido, en muchas ocasiones de forma oral, implica transformar los estereotipos generados por el patriarcado y contribuir a la consideración de estas como sujetos activos de la sociedad.
A nivel económico tenemos que destacar la exclusión de las mujeres del control y propiedad de la tierra. Observando cifras mundiales, según la FAO solamente un 1% de la propiedad de la tierra está en manos de mujeres. Este es un punto clave para el empoderamiento y autonomía de las mujeres, y para la defensa de sus derechos económicos y sociales, así como los de sus familias. Es fundamental para visibilizar la actividad productiva de las mujeres que los sistemas de cotitularidad desarrollados a nivel legislativo se traduzcan en una igualdad de género real en cuanto a la distribución de la propiedad
Desde el proyecto de Soberanía Alimentaria que se viene desarrollando en el centro, se pretende, mostrar una realidad menos falseada, donde se visibilice el trabajo de las mujeres y se pongan en valor ciertas tareas que por estar en el ámbito de lo doméstico y/o lo no remunerado, debe centrar nuestro trabajo entorno a la equidad de género. No obstante, esto no es suficiente a la hora de lograr un cambio real de actitudes entre el alumnado. Dando un paso más allá, es necesario un trabajo previo sobre los pensamientos y creencias inconscientes, es decir, sobre las expectativas que, como docentes, y como padres y madres, tenemos respecto de los niños y las niñas. La educación, desde la  escuela, pero también desde la familia,  posee una gran capacidad de fomentar el pleno crecimiento de niños y niñas para permitir el desarrollo de todas sus potenciales competencias personales. Un trabajo continuado en el aula, desmontando estereotipos y roles de género, permite que niños y niñas puedan identificarse con tareas y capacidades atribuidas tradicionalmente a uno u otro sexo. De este modo, la escuela puede ser un espacio crítico donde se frene la reproducción de las desigualdades de género, contribuyendo a la creación de un mundo más justo e igualitario.
En la siguiente entrada os mostraremos algunas de las actividades que se realizan en el centro para lograr los objetivos del proyecto de Soberanía Alimentaria, de momento os dejamos un par de imágenes.





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