Os dejo por aquí hoy la noticia que se publicó en el periódico del centro, El ECO DEL ESCANDON, por si no lo habéis leído.
Tradicionalmente siempre se ha pensado que el éxito en la vida dependía del cociente intelectual (CI), de ser una estudiante o un estudiante académicamente bueno o buena. Sin embargo, poco poco, y cada vez más, está cobrando importancia la Inteligencia Emocional, es decir, la capacidad de adaptarte a las circunstancias que te rodean y tener desarrolladas ciertas habilidades y capacidades. Eso es lo que te permitirá ser un buen o una buena profesional, ser una persona plena y tener éxito en la vida.
Trabajar las emociones y habilidades sociales como la capacidad de ponerse en el lugar de los demás (empatía), o la capacidad de expresar opiniones de forma asertiva, es decir, sin hacer daño, defendiendo tus derechos, sin mostrar agresividad o pasividad cuando hablas con otras personas, trabajar sobre el miedo, la tristeza, la envida, los celos, el sentimiento de culpa, el amor y los afectos; conocerlas, saber expresarlas y controlarlas, es casi más importante que sacar buenas notas.
Como sabéis, en el cole están trabajando en un proyecto sobre educación emocional, precisamente pare eso, para que los niños y niñas puedan conocer y desarrollar todas esas capacidades y habilidades que permitan manejar sus emociones, de tal forma que, puedan llegar a mejorar su desarrollo personal y su calidad de vida conforme van creciendo.
Pues bien, desde mi punto de vista, es muy importante trabajar la educación emocional para muchos ámbitos, pero también en el ámbito de la educación para la igualdad, puesto que trabajar sobre las emociones, también nos permite crear nuevas formas de relación entre hombres y mujeres, más igualitarias, más jutas y más solidarias. Os cuento.
Creo que todos y todas conocemos la existencia de ciertas creencias culturales y sociales sobre hombre y mujeres, unos son fuertes, autosuficientes y valientes, agresivos y audaces, y ellas son sensibles, dóciles, afectuosas y dependientes, y así es como unos y otras se deben de mostrar.
Por eso, considero que es importante trabajar sobre los aprendizajes emocionales, en el caso de los niños, para que muestren más empatía y asertividad, no tengan miedo a expresar sus emociones libremente en público, sean las que sean, debemos de educarles para tratar de minimizar las conductas violentas como forma de relación y proporcionarles recursos para gestionar de forma pacífica los conflictos, no triunfará aquél que sea más fuerte, sino quien sea capaz de manejar la situación de forma pacífica, o al menos en ello debemos de insistir.
En el caso de las chicas, no deben olivarse de sí mismas, deben hacer las cosas por y para ellas, trabajar sobre el miedo al éxito por el rechazo social, sea en el ámbito que sea, trabajar la autoestima para que se quieran y se acepten tal y como son, sin importar los cánones de belleza, tengan aspiraciones personales y profesionales al margen de lo que la sociedad espera de ellas, y sepan defender sus espacios y sus derechos de forma asertiva, haciéndose notar y respetar.
Es importante también que desde la familia prestemos atención a las emociones de nuestros hijos e hijas y entendamos que no hay emociones de chicos y de chicas, hay que acabar con cosas como “no llores como una niña” y cosas similares, que aún sigo escuchando. Es importante educar las emociones sin género, para que las personas seamos libres para reconocer y expresar nuestros propios sentimientos, y sobre todo, tratar de no reproducir una cultura patriarcal con creencias implícitas que hay que romper.
Nada más, el colegio y la familia, siguen siendo espacios prioritarios para hacer que nuestros hijos e hijas sean inteligentes emocionalmente, de esa forma vamos a favorecer desde la infancia la convivencia pacífica, la capacidad crítica y la construcción de nuevos modelos de relación, más igualitarios, entre niños y niñas, mujeres y hombre.
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